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Acacia 22: La aventura de vivir

Por Eduardo Jacobo

En el mundo del cómic hay infinidad de propuestas, desde los clásicos superhéroes hasta historias de terror, románticas, educativas, de hechicería y espada, así como reportaje hecho en viñetas y muchos más; un gran espectro en el que a veces se pierden historietas realmente excepcionales como es el caso del título del que les hablo en esta ocasión: Acacia 22.


Se trata de la historia de Susana o, mejor dicho, de Susanas, pues Edgar Camacho, el autor, juega con las formas narrativas y nos presenta un cómic en dos tiempos pero en el mismo espacio: el número 22 de la calle Acacia de una urbe muy parecida a la Ciudad de México en la que la primera Susana, a quien llamaremos “Susana del pasado”, llega a vivir con su hermano para seguir su sueño de convertirse en escritora. Décadas más tarde “Susana del presente” renta el mismo departamento, pues ha llegado a la ciudad a trabajar como diseñadora en una gran empresa.

“Susana del presente” se enfrenta a un ambiente laboral hostil y a los problemas caseros -como no poder prender el boiler- pero, sobre todo, a la incertidumbre de la vida, haber dejado a su familia y amigos en su pueblo natal, no saber qué será de ella en el futuro y no tener certeza económica, mismos que crean un cuadro en el que se siente perdida y sola. Es justo en ese momento que encuentra una carta de “Susana del pasado” en la que hace un recuento de su vida y le brinda perspectiva de lo realmente es importante a su contraparte del presente.

Acacia 22 es un cómic que me dejó sorprendido por la simpleza de su historia y la profundidad de su mensaje; se trata de una historieta en la que el autor toma el papel de “Susana del pasado” y nos manda un mensaje a sus lectores del futuro para que nos tomemos una pausa de la ajetreada cotidianeidad y apreciemos la maravilla de estar vivos.

Tras una pandemia y dos años de confinamiento, la sociedad necesita este tipo de mensajes de aliento: repensar nuestras prioridades y darnos la mano ante la falta de certezas. Acacia 22 realmente me conmovió, pues se trata de un cómic narrado de manera muy inteligente y con un potente mensaje de esperanza pero sin pretender ser una respuesta para todos nuestros problemas, sólo una toma de conciencia y una promesa, pues, como dicen las Susanas: “Me gusta pensar que, al menos, lo seguimos intentando”.












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