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Bajar es lo peor: el origen de las obsesiones de Mariana Enriquez

Por Alejandro Ortega Neri

Foto: El Reborujo Cultural


En torno a la figura de la escritora argentina Mariana Enriquez se ha formado un fenómeno internacional: su libro de cuentos “Las cosas que perdimos en el fuego” ha inquietado a muchos lectores, pero su novela “Nuestra parte de noche”, que es de una oscuridad pura en más de 600 páginas y le valió el Premio Herralde de Novela 2019, terminó por elevarla a la cúspide entre un grupo selecto de afectos a lo tenebroso, lo gótico y lo inquietante.


Sabedores de lo que ha generado la escritura de Enriquez, la editorial Anagrama rescató para este 2022 “Bajar es lo peor”, la primera novela que la argentina escribió cuando tenía apenas 19 años pero que se publicó cuando contaba ya con 21, en 1995, misma que se encontraba descatalogada hasta ahora que ha resurgido de las cenizas para seguir cautivando a lectores con ese universo narrativo que bien pudiera incardinarse en lo que han llamado “gótico latinoamericano”.


“Bajar es lo peor” está ambientada en el Buenos Aires nocturno, sórdido y vibrante de los años noventa, en el que se mueven tres personajes sui generis: Facundo, un joven de una belleza que pasma y quien se prostituye para ganar dinero, pero también para no dormir solo por las pesadillas que sufre; Narval, un chico perseguido por seres oscuros y macabras alucinaciones, perdidamente enamorado de Facundo, y Carolina, una joven inestable, también enamorada de Facundo, que con ayuda de drogas se sumerge en un pantano destructivo en el que ahoga el amor.


En el prólogo a esta nueva edición, Mariana Enriquez cuenta que comenzó a escribirla porque Facundo y Narval habitaban su cabeza y no la dejaban concentrarse, pues, además, ellos reunían sus obsesiones: el vampirismo, el sexo entre hombres, la belleza baudelariana, la oscuridad rimbaudiana, la literatura fantástica y de horror, así como lo subterráneo y los demonios. En eso, precisamente, reside la aventura de leer ahora “Bajar es lo peor”, pues, si bien no encontraremos la madurez narrativa que caracteriza actualmente a la argentina, sí nos permite acceder a los orígenes de la potente escritura que ha desarrollado para convertirla en una maestra del horror.

No debe pensarse que es una simple novela primeriza, aunque sí podemos imaginar por qué causó tanto impacto entre los jóvenes de la Argentina de los noventa, pues la historia está colmada del frenesí de la juventud, la vida palpitante llena drogas, sexo, rock, y de esa sensación que brinda la inexistencia de futuro que es acompañada por la necesidad de vivir a gran velocidad, empujados por demonios a través de las calles de una ciudad que tiene mucho de cementerio oscuro aunque no haya grandes castillos de vampiros.


Fue tanto lo que “Bajar es lo peor” significó para los lectores que, incluso, cuenta Enriquez, hubo fans que le preguntaban dónde vivían los personajes y se enojaban cuando ella respondía que todo era ficción. Otra lectora llegó al grado de realizar un filme independiente basado en la novela que, si bien nunca se estrenó comercialmente, está disponible en la plataforma de Youtube bajo el mismo título.


Quien se anime a asomarse al vacío de esta historia, quien ose abrir sus páginas, se encontrará con una canción triste, tenebrosa y sucia de adolescentes -cual rola de Katatonia- en la que pasan de ser vampiros a ángeles malditos, llenos de oscuridad y muerte, pero también de belleza, mientras la Buenos Aires de la década de los noventa se disuelve en el underground, en el que el dark-wave, el rock y el punk le ponen ritmo a una caída en espiral que dura hasta que llega lo peor: bajar del viaje y volver a la cruda realidad.




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