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Cual árbol petrificado: permanencia de la obra de Amparo Dávila

Por Arazú Tinajero

Foto: Alejandro Ortega Neri


Amparo Dávila es una cuentista identificada en el género de lo fantástico, del horror, del relato de irrealidad, y recientemente en el de lo insólito. Ella lo tenía claro. En el texto titulado "Semblanza de mi muerte" escribió: “ese mundo de sombras sin rostro que camina siempre a mi lado o me aguarda al doblar la esquina, ese misterio insondable que no logramos revelar y que angustia y perturba la existencia”. Ese era su mundo y desde él escribió.


El miedo y la locura que encontramos en cuentos como "La señorita Julia", "El desayuno", "Tina Reyes", "El último verano" y "Óscar"; los seres indecibles que protagonizan "El huésped", "Alta cocina", "El espejo" y "Música concreta", así como la muerte que retrata en "El entierro", entre otros cuentos, son temas de la obra de la escritora zacatecana, y por ello es llamada “maestra de lo siniestro” o “nuestra señora del horror”.


Sin embargo, en la lectura de sus cuentos llama la atención otra línea que los atraviesa. Retomo tres fragmentos:

“Cada día estás más histérica, es realmente doloroso y deprimente contemplarte así… Pensé entonces en huir de aquella casa, de mi marido, de él, pero no tenía dinero y los medios de comunicación eran difíciles. Sin amigos ni parientes a quienes recurrir, me sentía tan sola como un huérfano.”

“El huésped”, en Tiempo destrozado (1959).


“Tina miraba hacia afuera, hacia arriba, preguntándose si volvería a ver otra noche, otra luna como esa, si quedaría con vida, aunque después de todo era casi lo mismo, si él no la mataba, ella no podría vivir después de lo sucedido. Moriría de vergüenza sin poder alzar jamás la cara, de seguro saldría en los periódicos como tantas otras muchachas que corrían la misma suerte… Ni siquiera contaba con la posibilidad de pedir auxilio y escapar. Todo le avergonzaba ¿qué pensarían de ella? Tal vez se lo había buscado…”

“Tina Reyes”, en Música concreta (1961).


“… al recibir la noticia, no experimentó ninguna alegría, por el contrario una gran confusión y una gran fatiga. Porque, claro, era bien pesado después de siete años volver a tener otro niño, cuando ya se han tenido seis más y una ya no tiene veinte años… Porque ya no quería volver a empezar, otra vez las botellas cada tres horas, lavar pañales todo el día y las desveladas… ya no tenía fuerzas ni paciencia para cuidar otro niño…”

“El último verano”, en Árboles petrificados (1977).


Violencia psicológica, acoso callejero y maternidad no deseada son temas de fondo tan sólo en estos tres cuentos de Amparo Dávila. La escritora y académica Cecilia Eudave lo dijo mejor: “son relatos reveladores del contexto de las mujeres de la segunda mitad del siglo XX” y, adivinen qué, del contexto de las mujeres hasta nuestros días.

Aunado a estas temáticas inmersas en la narrativa de Amparo Dávila, mismas que actualmente se discuten en el mundo entero, la obra de esta escritora nacida en Pinos está más vigente que nunca con el rescate, revaloración y difusión de la literatura escrita por mujeres que se vive desde hace unos años a la fecha. Para confirmarlo tenemos publicaciones como Insólitas. Narradoras de lo Fantástico en Latinoamérica y España –en el que se retoma “El huésped”-, Vindictas, una colección de cinco novelas lanzada en 2019 por la Coordinación de Difusión de la UNAM y Vindictas. Cuentistas Latinoamericanas (2020), así como A golpe de linterna (Atrasalante, 2020), una selección de 100 cuentistas mexicanas del último siglo, a cargo de Liliana Pedroza.


En referencia a Insólitas, antología en la que Amparo Dávila destaca como una de las veteranas de la literatura de lo extraordinario, la vuelta a la obra de esta escritora zacatecana se encuentra también en un momento trascendental con la revaloración que se hace recientemente de los relatos de irrealidad, de ciencia ficción y lo fantástico: los patitos feos de la literatura, pero únicos universos concebidos por Dávila en su momento, lo mismo que muchas otras escritoras en la actualidad.


Por si fuera poco, su obra sigue siendo objeto de análisis. Da cuenta de ello la publicación Un mundo de sombras camina a mi lado: Estudios críticos de la obra de Amparo Dávila (Colofón, 2019), que salió a la venta en 2020 como resultado de cinco años de trabajo entre el Seminario de Literatura Fantástica Hispanoamericana de la UNAM y la Universidad de Guanajuato, mismo que en sus casi 500 páginas convoca a retomar las lecturas que desde lo fantástico, el terror y la irrealidad se han hecho a la obra de la escritora zacatecana, pero que también reúne diferentes voces críticas que la exploran desde otras perspectivas, con lo que se quiere mostrar su riqueza y complejidad.


Para Jazmín Tapia y Claudia Gutiérrez, coordinadoras de esta publicación, el aporte del libro son estas lecturas que, consideran, no se habían hecho a la obra de Amparo Dávila, al ir más allá del diálogo con la irrealidad y acercarse a su relación con la pintura, música, psicología y geometría u otros tópicos como el de los insomnes. En resumen, expresa Tapia, una obra fundamental en las letras mexicanas sin la que no se puede entender el desarrollo de la literatura, así como un punto de referencia para todas las nuevas escritoras.


En esta misma línea, desde Zacatecas, donde la escritora sí es profeta en su tierra gracias a sus lectores, se encuentra en proceso otro libro de ensayos dedicados a su obra, a cargo de Texere Editores y como resultado de “El último verano” Homenaje luctuoso organizado por El Reborujo Cultural. De más de 30 trabajos enviados, se seleccionaron algunos en los que se analiza su propuesta poética y narrativa desde las perspectivas del catecismo femenino y autocastigo, el olvido, la soledad y lo interminado, entre otras.


Este 21 de febrero, aniversario 93 de su nacimiento y primero en el que la gran Amparo Dávila ya no está físicamente con nosotros, nos quedan las posibilidades de sus universos para seguir naufragando.



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