Por Eduardo Jacobo Bernal

De vez en cuando en los medios de comunicación surge una nueva historia que se convierte en un parteaguas del género, bebiendo de la tradición, pero innovando en la creación de nuevos universos narrativos, y eso es justo lo que ha hecho James Tynion IV al crear el mundo de Hay algo matando niños.
La idea gira en torno a la existencia de ciertas creaturas que se alimentan del miedo, las cuales sólo pueden ser vistas por los niños, por lo que se vuelven sus presas naturales. Los únicos adultos que saben de estas y pueden verlas son los miembros de la Casa de Slaughter, quienes dedican sus vidas a cazar a estos fieros depredadores, aunque en muchos casos, su trabajo consiste en encubrir los hechos y hacer que las muertes de decenas de pequeños nunca lleguen a los noticieros.
La protagonista de esta historia es una joven de mediana estatura, pelo rubio y ojeras pronunciadas llamada Erica, quien cuestiona la efectividad de la organización y lucha no sólo contra los monstruos, sino contra las jerarquías de su orden y contra los adultos quienes, regularmente, sólo entorpecen su cacería.

Hay algo matando niños es un título que hará las delicias de los fanáticos del terror, pues nos brinda una premisa fresca, con personajes que inmediatamente se vuelven entrañables, con monstruos aterradores y con escenas tan violentas que sólo el matiz de las viñetas y el buen hacer del dibujante Werther Dell’edera hacen soportables. El tono sombrío de este cómic se debe también, en gran medida, a las tintas de Miquel Muerto, quien crea una atmósfera tan sombría que es necesario recomendar que este cómic sea leído de día, cuando los monstruos permanecen ocultos.
Nominada como mejor serie nueva en 2020, Hay algo matando niños rápidamente se ha hecho de un lugar en las estanterías internacionales y a México ha llegado de la mano de Planeta Cómics. Actualmente se puede encontrar en tiendas el segundo volumen de la saga acompañado de un regalo que emocionará a quien lea esta historia.
Aunque falta mucho para octubre, el terror es siempre bienvenido, pues es un género especialmente propicio para hablarnos metafóricamente de los peligros y amenazas que constantemente nos rodean; el buen terror nos perturba, pero también crea empatía, nos obliga a darnos cuenta de que, desafortunadamente, los monstruos no siempre se quedan en las páginas de la ficción, y cuando el objetivo son nuestros hijos, se vuelve más aterrador.
Les invito a adentrarse en las páginas de este cómic que seguramente les dará horas de placer, pero también se quedará en sus mentes como advertencia de lo que pasa cuando no prestamos atención a nuestros niños…
