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Leer en los aviones: el duro viaje hacia el interior

Por Alejandro Ortega Neri

Foto: El Reborujo Cultural


Los viajes generan siempre una ilusión en la que pocas veces cabe la posibilidad de que algo los arruine, sin embargo, el destino es caprichoso y, si se le tienta, puede torcerse al grado de que todo cambie para siempre. En este contexto, el libro del que escribo nos prepara para todos los avatares que pueden presentarse en los viajes que, en muchas ocasiones, serán protagonizados ya sea por las personas que nos acompañan, o bien, por terceros que harán de nuestro traslado un infierno.


En 2021, la editorial Era publicó el libro de relatos Leer en los aviones de la escritora mexicana Ana García Bergua, una colección cuya particularidad estriba en que el hilo conductor de los 16 cuentos son los viajes: en avión, tren, barco, coches, camiones de mudanzas e incluso en patines, y en los que el lector encontrará dilemas, desesperación y, quizá, los motivos de Raskolnikov.


¿Quiénes pueblan estos cuentos? Un agente de ventas que ama leer en los aviones pero que de pronto se ve impedido debido a la gracia de un acompañante; una mujer apegada a su talismán -una patita de conejo- en cuyas manos pone su destino mientras se desplaza en barco por los mares europeos; una pasajera que pierde de vista a su perrito chihuahua en un avión lleno de niños latosos y deportistas intransigentes; una pareja de casados que se ve obligada a llevar a un pasajero sombrío mientras en ellos afloran profundos secretos; dos amantes que en un viaje idílico a una vieja ciudad europea comienzan a conocerse realmente; tres trabajadores de una mudanza que se enfrentan al peligro de las carreteras solitarias; un hombre obsesionado con viajar en el Concorde, y una pareja que hace de su viaje un infierno por utilizar mal el GPS.

Foto: Cortesía Instituto Zacatecano de Cultura


La narrativa de García Bergua es tranquila, sin prisas. Las historias van emergiendo paulatinamente y se entretejen con hilo fino. No son cuentos pretenciosos, parecieran anécdotas bien contadas por una amiga; son sencillos con finales, pudiéramos decir, redondos, pero en cuya sencillez se asoma la complejidad pues la autora dice de sí misma, “es mala” con sus personajes al arrastrarlos a las situaciones más complicadas para observar sus reacciones. En eso, quizá, reside la grandeza de estos relatos en que los viajes a los que se enfrentan los personajes no sólo en el exterior sino al interior, ese espacio en el que habita la parte más dura del iceberg.


A quien quiera aventurarse en Leer en los aviones, le digo de una vez que será una travesía entretenida en la que la calma le invadirá en ciertos pasajes, en otros, el miedo, y en unos más, la desconfianza, pero eso sí, le advierto también que cuando lo termine, todos los viajes que emprenda a partir de ese momento serán distintos, pues el tipo de personajes que rondan esos cuentos son inextinguibles, y seguro podemos ser uno de ellos.



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