Por Eduardo Jacobo

En la cada vez más lejana década de 1990, el periódico La Jornada abrió un espacio para el cómic nacional alejado de los superhéroes norteamericanos y con un aire satírico y político; nacieron las “Histerietas”, suplemento dominical en el que hicieron su debut personajes como el famoso “Santos y la Tetona Mendoza”, de Jis y Trino. Hay, sin embargo, otros personajes que ganaron las simpatías de los lectores y que hasta hace poco no había forma de revisitarlos, me refiero, por supuesto, a “Los Gachos y el Evenflo”.
Gonzalo Rocha, quien tenía ya en ese momento una reconocida carrera como cartonista político, incursionó en el cómic con las historias de unos chavos banda llamados “Los Gachos”, inspirados, sobre todo, en los famosos “Panchitos”, quienes asolaron la ciudad de México en la década de 1980 y se hicieron tan populares que hasta hay una película con su nombre, disponible en YouTube.

Hace poco Editorial Resistencia puso a la venta un tomo en que se recopilan las historias de Los Gachos, permitiéndonos a los viejos lectores recordar las aventuras que tienen El Taco, Velox y Podrido en la capirucha chilanga, agandallando a los transeúntes, intentando entrar a los conciertos de rock en el “Palacio de los rebotes”, colándose en las fiestas de los niños fresa de Polanco y cuidando a un pequeño al que bautizan como “El Evenflo”, quien formaría su propia banda llamada “Los Sex mamelucos”.
Los personajes de Rocha son el reflejo de una época en la que aún no existía la palabra “ninis” y a estos jóvenes se les llamaba chavos banda, quienes iban a medias entre el delito, la travesura y la supervivencia en una urbe que conocía el neoliberalismo y se veía inmersa en un proceso de pauperización y un crecimiento demográfico vertiginoso hasta convertirse en la ciudad monstruo que es ahora.
El humor de estos personajes y lo pacheco de sus historias nos permiten asomarnos a la escena underground mexicana, deambular por los callejones, los puestos de tacos y las cloacas chilangas en donde Los Gachos siguen esperando a sus lectores.
