Por Alejandro Ortega Neri

Foto: El Reborujo Cultural
"Don't look so sad/I know it's over/But life goes on/And this old world/Will keeps on turning”. La primera estrofa de la canción For the good times suena una y otra vez en el reproductor de música. Primero con Perry Como, luego con Elvis, posteriormente con Jhonny Cash, para finalizar con Kris Kristofferson, quien la compusiera a finales de la década de 1960. Y vuelvo a Como. No puedo parar de escucharla, no intento aprendérmela, sólo quiero imaginar a Sammy, Tommy, Barney y Patrick rompiendo cráneos mientras suena de fondo la canción.
Esos cuatro cabrones tienen la culpa de que suene una y otra vez. Son los personajes de Por los buenos tiempos, novela del escritor, crítico y periodista musical escocés David Keenan, y que Sexto Piso tradujo al español en 2021. Una de las novelas más brutales y emotivas que he leído en los últimos años y que me ha dejado para la resaca una maldita balada triste cantada por Perry Como.
En Irlanda del Norte, en los convulsos años 70, cuatro amigos de la paupérrima zona de Ardoyne, localidad de mayoría católica al norte de Belfast, juegan a ser “provos”, es decir, miembros del Irish Republican Army, mejor conocido como IRA. Abrazan devotamente la causa de una Irlanda libre y unida, pero también para Sammy, Tommy, Barney y Patrick, la iniciación a la vida y a la violencia es indistinguible; todos sus días giran en torno a la causa libertaria, pero en ellos, se ven arrastrados al caos y la destrucción sus familiares, amoríos y amistades.
Entre “los chicos”, eufemismo para referirse a los devotos del IRA, los cuatro amigos son vistos como rockstars. Extorsionan, beben, patean traseros, asesinan, leen cómics y, además curiosamente, escuchan a Perry Como, el cantante y estrella de televisión gringo, de origen italiano, que popularizó la canción For the good times.

Y es precisamente bajo esta premisa que el narrador, Sammy, recuerda esos convulsos años, los mejores de sus vidas, pero también los más sangrientos, pues una vorágine de muertes, traiciones, corruptelas y luchas intestinas debilitan la época dorada y de terror del IRA. Los sueños de libertad y unidad se caen mientras Como canta sus baladas e Irlanda se desangra sin sentido. “¿Nuestro rumbo? ¿Quieres saber cuál era nuestro rumbo? Nuestro rumbo era el futuro. Seducir al puto futuro”, dice Sammy… pero éste se cae a pedazos.
Luego de su debut como novelista con la interesantísima Memorial Device, Keenan regala una segunda novela brutal, delirante, emotiva, con mucho humor y algo de tragedia. En momentos nos hace recordar a Trainspotting de Irvine Welsh, pero los pasajes humorísticos y los chistes irlandeses que a lo largo de la novela cuenta el narrador, además de la música de Perry Como y pasajes memorables, hacen también que pensemos en una historia cinematográfica de Guy Ritchie.
No por ser una novela en el contexto de la guerra del IRA es política, todo lo contrario, la lucha del ejército independiente irlandés es el mero pretexto para una historia de iniciación de cuatro jóvenes católicos que, en su búsqueda por darle sentido a su vida y “seducir al puto futuro”, tuvieron que enlodarse en los charcos de violencia y buscar entre los cómics sus propios súper poderes. Esto, para lograr sobrevivir en un mundo y una sociedad en la que ser engullidos por el sistema, o bien, atravesados por una bala, era lo más seguro. David Keenan logró una novela trepidante, entrañable y nostálgica que sólo podía llamarse así, como una de las canciones más tristes de la historia: Por los buenos tiempos.
