Por Eduardo Jacobo Bernal
Con un gran poder viene una gran responsabilidad, dice el tío Ben, y no hay poder más grande que el de encauzar la vida de otra persona, de ahí que no haya mayor responsabilidad que la de ser padre.
Sweet Tooth nos narra la historia de Gus, un niño híbrido, nacido con características de venado, astas, orejas y sentidos aumentados. Durante 9 años Gus vivió solo con su padre en medio del bosque y lo que conoce del mundo lo sabe a través de los relatos de su papá: le platicó de una gran enfermedad que devastó al mundo, de cómo la sociedad colapsó y los “últimos hombres” son seres malvados que buscan a los infantes híbridos para cazarlos, le dijo que nunca podía cruzar la cerca del bosque en el que viven, pues más allá sólo hay fuego y maldad.

Pero la vida de Gus sufre un terrible cambio cuando su padre muere, pues ahora deberá enfrentarse no solo al mundo, sino a la idea del mundo que heredó de su papá. Y es que básicamente de eso se trata crecer, de confrontar las ideas de nuestros padres y ponerlas a prueba, renegando de ellas, considerándolas obsoletas o absurdas, para al final darnos cuenta de que todo lo que nos dijeron tenía como único objetivo protegernos.
Jeff Lemire construye un mundo post-apocalíptico en el que la humanidad sucumbió a su propio conocimiento, la tecnología y los experimentos fueron la causa de una terrible pandemia que diezmó a la población, pero al mismo tiempo dio a luz a los híbridos, niños y niñas con rasgos animales que han sido culpados por la enfermedad, pero que también pueden ser la cura. Una novela gráfica que nos obliga a repensar nuestra relación con la naturaleza, con el mundo verde, pues allí es donde, tal vez, encontremos la posibilidad de subsistir sin destruirnos unos a otros.

La aventura de Gus ha sido llevada a la pantalla chica a través de la plataforma de Netflix, y tuvo una espectacular recepción por parte del público, lo que ya aseguró una segunda temporada. Y precisamente gracias a su éxito en televisión es que hoy podemos disfrutar en México la novela gráfica que inspiró a la serie, la cual tiene un tono más crudo que su equivalente televisivo, pero que sin duda le encantará a quienes conocimos a Gus primero en la pantalla.
La travesía de este pequeño astado de la mano de “Grandote” nos hace pensar en la relación paternal, en las decisiones difíciles que se toman para proteger a quienes dependen de nosotros y buscar brindarles una posibilidad de futuro. Sweet Tooth es una excelente metáfora social, en la que Lemire pone en primer plano nuestras acciones presentes y cómo todo lo que hacemos hoy tendrá consecuencias para las siguientes generaciones, haciendo que, tengamos o no descendencia, nos detengamos a pensar en el mundo que dejaremos a quienes vienen después.

